Las condiciones precarias que prevalecieron en la Isla, hace unos 40 años, llevó a muchas familias a reinventarse, a buscar de alguna u otra forma el sustento diario. Muchas de estas familias, muchas amas de casa optaron por hacerse de una mesa, buscar los aliños, amasar la masa, y prepararse, buscar los demás utensilios para dedicarse a la elaboración de ricas empanadas.

El periodista ese día vio como si la lluvia amenazaba con visitar al pueblo y por eso optó por aplazar su salida por ahí para ver que encontraba y así redactar un texto para la revista Margarita en tus manos, pero al ver que el aguacero volteó su cara y se devolvió quién sabe para dónde, no le quedó más remedio que salir y buscar un tema y cumplir con su compromiso editorial.

En Margarita es muy común recorrer algunos sectores y a pleno sol observar a varios jóvenes con instrumento en mano, sudando, sin importante lo fuerte del sol; están allí haciendo un gran esfuerzo, ensayando, con la ilusión de actuar en determinado evento. Pero no solo se observan los muchachos, a los jóvenes, sino que también observamos a muchos adultos, padres y representantes estimulando a sus hijos, a sus familiares.